|
Teniente de Infantería terminó en julio
de 1789 sus estudios en la Real Academia Militar de Matemáticas
de Barcelona siendo nombrado en 1790 Ayudante de Ingeniero.
Trabajó en la construcción de baterías de costa en
Asturias. Intervino en la Guerra del Rosellón. Fue profesor
de Matemáticas y Fortificación en la Academia del Cuerpo de
Ingenieros en Alcalá de Henares.En esta situación, siendo Sargento Mayor
del Cuerpo, tras los sucesos del 2 de mayo en Madrid el
Regimiento y la Academia de Ingenieros desoyeron las órdenes
de Murat y salieron de la ciudad dirigiéndose unos a
Valencia, donde se unieron a las tropas del Conde de Cervellón
y otros, entre ellos Sangenís y varios profesores, a Zaragoza
donde se presentaron a Palafox que le nombró Comandante de Ingenieros de la plaza.
Trató de convertir a Zaragoza , ciudad
abierta y sin fortificaciones, en una plaza al menos con
fortificación de campaña, organizó un Batallón de
Gastadores o Zapadores y consiguió en poco tiempo unas obras
defensivas que, aún defendidas por paisanos con muy poca
instrucción militar, sirvieron para que, después de dos
meses de ataques, los franceses no pudieran superar la
resistencia de la plaza y el 14 de agosto levantaran el sitio.
Aprovechó Sangenís el paréntesis hasta
diciembre para perfeccionar las obras de manera que el segundo
sitio, que comenzó el 21 de diciembre, obligó al ejército
francés, con muy experimentados zapadores y muy buen material
de sitio, a atacar a la ciudad como plaza fuerte con todos los
medios del sistema de ataque de Vauban. Y ni aún así
consiguieron después de dos meses de agotadores trabajos,
incesantes bombardeos y dura guerra de minas conquistar la
ciudad, que sólo capitularía extenuada por la epidemia y el
agotamiento de sus víveres y municiones.
Antes de que ésto último sucediera, el 12
de enero de 1809, observando los trabajos del enemigo desde la
batería alta de Palafox (que hoy se conserva en la calle del
Asalto), Sangenís fué muerto por una bala de cañón. Había
sido ascendido por Palafox a Coronel por méritos de guerra y
fue enterrado en el Pilar.
Su muerte en combate evitó a Sangenís,
que había dicho "...que no se me llame si se trata de
capitular pues nunca seré de la opinión de que no podemos
defendernos...", pasar por el mal trago de la capitulación.
J. P. Goñi
|
|