20 de Febrero de 1809,
día triste para los Zaragozanos que, tras meses de duros
combates, firmaban la capitulación de la ciudad.
20 de Febrero de 2015,
un grupo numeroso de alumnos de 4º de Secundaria del
Colegio de Santa Ana de Zaragoza y del Colegio de
Nuestra Señora del Castillo de Alagón rendían un emotivo
homenaje a aquellos defensores que lucharon por la
libertad y la independencia.
La mañana comenzaba
descubriendo los secretos que esconden la Capilla de las
Heroínas en la Iglesia del Portillo y el monumento
dedicado a Agustina de Aragón en la Plaza, lugares
entrañables en los que se mezclan historia, sentimiento
y admiración.
La lectura del Acta de
Capitulación, el impresionante relato del oficial
francés sitiador Louis-Francois Leyeune y la recreación
de aquella humillante escena que vivieron nuestros
antepasados, nos hizo ver la cara cruel de la guerra,
con su injusticia y barbarie, con su salvajismo y
brutalidad.
Después, salimos hasta
encontrarnos con el tapial del antiguo Cuartel de
Caballería, donde recreamos cómo eran los exteriores de
la ciudad e imaginamos cómo fue la llegada de los
franceses aquel 15 de Junio de 1808 y los combates que
allí se libraron.
Tras un merecido
descanso, llegamos a la Casa General de la Congregación
de Hermanas de Santa Ana, donde fuimos recibidos por
Hna. Carmen Gloria. Allí realizamos una sencilla
celebración ante las tumbas de Madre María Ráfols y del
Padre Juan Bonal, héroes de los Sitios. En el salón de
actos nos estaban esperando Mª José y Teresa, del
grupo de
indumentaria de la Asociación Cultural los Sitios de
Zaragoza, que dieron vida a Casta Álvarez y María
Agustín. Gracias a su magnífica explicación aprendimos
muchas cosas de su biografía, las características de sus
vestidos, las partes que lo componían y nos explicaron
cómo era la vida cotidiana de las gentes humildes que
vivían en nuestra ciudad.
Continuamos nuestro
recorrido admirando el Monumento dedicado a Palafox en
la Plaza de José María Forqué. Desde allí, nos acercamos
a los exteriores del Hospital Provincial (antiguo
Hospital de Convalecientes) y a la Iglesia de Santiago,
donde todavía se aprecian los impactos en su fachada.
Terminamos la ruta en
la Puerta del Carmen, uno de los monumentos más queridos
por los zaragozanos, fiel testimonio de lo acontecido
durante aquellos días.
Sin duda resultó una
mañana diferente, en la que por momentos nos convertimos
en protagonistas de la historia y descubrimos los
efectos devastadores de la guerra. Hagamos lo posible y
lo imposible para que la guerra deje de ser protagonista
en el siglo XXI y la razón se imponga en Ucrania, Siria,
Palestina, África…, y todos los lugares del mundo que
son víctimas de la injusticia.
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